Entender la
necesidad de ofrecer un servicio de calidad para asegurar la rentabilidad o permanencia
de nuestro negocio en el mercado es un estadio que muchas empresas han
alcanzado.
Pero para muchos
gestores empresariales, reorientar o aumentar el estándar de servicio que
ofrecen no es tarea simple. Las limitaciones estructurales, tecnológicas o de
costes son un primer escollo, pero más importante es el factor cultural hacia
la calidad de la compañía y que afecta a la totalidad de esta.
Definido el
objetivo, resulta evidente la dificultad de establecer y gestionar el proceso
que hace posible los automatismos para ofrecer en todo momento un servicio de alta
calidad.
Si el factor
cultural es determinante, vislumbramos ya que la calidad en el servicio está
muy ligada al factor humano. Mejor aún: El factor fundamental y
clave para la producción de un
buen servicio está en las
personas que lo ofrecen.
A través de
distintos programas, es posible crear el entorno adecuado para ofrecer un
servicio de calidad: programas de gestión de equipos, gestión de proyectos, coaching
… En definitiva
se busca - y es vital para todo negocio - que el personal vinculado con el cliente
disponga de las mayores capacidades y habilidades para hacerlo en entornos y circunstancias
tan diversas como cambiantes.
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